jueves, 28 de julio de 2011

The village, again

martes, 26 de julio de 2011

Los espías y contraespías del Papa

El texto que sigue, copiado al pie de la letra, corresponde a la contraportada del libro Los espías del Papa, de Eric Frattini, editado por Espasa Calpe, de 320 páginas.
Como creo que los comentarios sobran, me dejaré sólo uno muy breve sobre el autor y en cuanto al libro me limitaré a la transcripción de la contratapa.

Contraportada

Durante los últimos 442 años de nuestra historia, desde el pontificado del papa Pío V al papa Benedicto XVI, los agentes del servicio de inteligencia del Estado Vaticano, conocido en su origen como «La Santa Alianza» y actualmente como «La Entidad», han defendido los intereses económicos, políticos y religiosos del país más pequeño y también uno de los más poderosos del mundo. Para ello asesinaron, conspiraron, envenenaron, robaron, difamaron o mintieron en el nombre de Dios, y por orden suprema del Sumo Pontífice de Roma. Este libro relata las biografías de veintiún espías de Dios, con cuyos actos «por la cruz y por la espada», llegaron incluso a cambiar el curso de la Historia. Estos agentes del Papa han tenido como enemigos a la protestante Isabel de Inglaterra, al cardenal Richelieu, al rey Luis XIV de Francia, a la Revolución francesa, al emperador Napoleón, a las tropas de Garibaldi, a los modernistas, a la Revolución rusa, al comunismo, al nazismo o al terrorismo internacional. Todos los personajes y hechos que se relatan en este libro son reales...

«Vuestra conducta entre los paganos tiene que ser irreprensible para que, cuando os calumnien como malhechores con vuestras buenas obras cerréis la boca a la ignorancia de los necios».
1 San Pedro 2,15.

¿Quién es Eric Frattini?

Eric Frattini es un “debunker”, o desmitificador -¡cuánto se necesitan…!-. Y, por tanto, un investigador.
Buceador de largo aliento en los procelosos mares de los servicios secretos de varios países del mundo, Frattini no podía dejar de poner sobre la mesa a La Entidad, como se conoce en el lenguaje de los servicios a la Santa Alianza, la central de inteligencia del Vaticano: un pequeño país inquietante, uno de los más poderosos del mundo, si no el que más, en el que se entrecruzan intrigas y conspiraciones a cual más oscura e intimidatoria y sordas luchas por el poder.
Eric Frattini fue corresponsal en Oriente Medio y residió en Beirut (Líbano), Nicosia (Chipre) y Jerusalén (Israel).
Es autor de casi una veintena de libros, entre los que se encuentran Osama bin Laden, la espada de Alá (2001); Mafia SA. 100 años de Cosa Nostra (2002); Secretos Vaticanos (2003); La Santa Alianza, cinco siglos de espionaje vaticano (2004); ONU, historia de la corrupción (2005); La Conjura. Matar a Lorenzo de Medici (2006) o la tetralogía sobre la historia de los más famosos servicios de espionaje (CIA, KGB, Mossad y MI6).
Sus obras han sido publicadas en diferentes países: Francia, Portugal, Italia, Bulgaria, Rumania, Brasil, Polonia, Irlanda, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Australia y Gran Bretaña.
El autor ejerce como analista en «Diario de la Noche» de Telemadrid y colabora asiduamente en el programa «Cuarto Milenio», dirigido por Iker Jiménez, también en la capital de España.
El pasado año publicó El Quinto Mandamiento, su primera novela.

© Por la transcripción: J. L. A. F.

Audio relacionado:
Servicio Secreto Vaticano Espionaje


            

lunes, 25 de julio de 2011

Noruega en la encrucijada

Nada se sabe aún acerca de la verdadera naturaleza, y los antecedentes, del doble atentado que perpetró el viernes, 22 de julio, en Oslo y una isla cercana, una especie de cruzado antiislámico: Anders Behring Breivik, noruego, de 32 años, que dejó 93 muertos y casi la misma cantidad de heridos, algunos de extrema gravedad, según el último recuento oficial. Pero la policía está manejando ya otras cifras.
Breivik, que ya ha confesado sus crímenes, hizo estallar un coche bomba frente a la sede gubernamental, en pleno centro de Oslo (600000 habitantes), que provocó siete víctimas fatales y destrozos en 150 metros a la redonda.
Dos horas después se desplazó a la isla de Utoya, a unos 40 kilómetros de la capital noruega, disfrazado de policía, y mató por lo menos a 86 personas a tiros, aunque en las últimas horas se habla de 68. El asesino utilizó un fusil de asalto M16 cargado con balas explosivas y una pistola semiautomática Glock del 9 largo.
La mayoría de las víctimas son adolescentes y jóvenes pertenecientes al Partido Laborista de Noruega –próximo a la socialdemocracia- que estaban reunidos en un campamento de verano.
A partir de entonces, y como es de rigor, se suceden las clásicas “informaciones confusas y contradictorias”.
La policía tardó más de hora y media en llegar al lugar de la matanza. Según algunos dichos, le llevó veinte minutos detener y reducir al agresor. Según otros, éste se entregó inmediatamente a las fuerzas del orden.
La policía se debate entre la postración y la estolidez. Quizá fuera conveniente que algún organismo de seguridad internacional especializado en antiterrorismo le diera una mano.

Interrogantes y contradicciones

Las fuerzas de seguridad y el minúsculo servicio de inteligencia de Noruega, el PST, están recibiendo acerbas críticas, toda vez que lo que ya se considera como el hecho más violento desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue anunciado en un manifiesto de 1500 páginas, escrito en inglés, con una cruz de los Templarios en la primera página y posteado en Internet por el asesino unas horas antes de empezar sus ataques.
Con anterioridad había subido un extenso vídeo en You Tube en el que expresaba una salvaje hostilidad contra el Islam, el marxismo y el multiculturalismo.
Nadie leyó el manifiesto, nadie vio el vídeo, nadie se enteró de nada. El periódico noruego VG reveló el 24 de julio en su edición digital que la declaración de Breivik está copiada en su mayor parte de un texto del terrorista estadounidense Ted Kacynski, conocido como el Unabomber, que entre 1978 y 1995 mató a tres personas enviando 16 paquetes-bomba a universidades, líneas aéreas y otras oficinas públicas y privadas de California, Utah y Michigan.

No era una amenaza seria…

El Partido del Progreso representa la extrema derecha noruega, que en las elecciones de 2009 obtuvo casi el 23 por ciento de los votos. Se trata de una fuerza política antimusulmana y xenófoba, la segunda del país. Anders Behring Breivik fue durante dos años responsable del movimiento juvenil de ese partido en Oslo.
Según la prensa noruega, el terrorista se declaraba “nacionalista” en la web Document.no, caracterizada por su postura crítica al Islam. ¿Por qué entonces no atacó a la comunidad musulmana?
En su manifiesto, Breivik sostiene que “una invasión musulmana abre restaurantes como cabezas de puente para islamizar Europa”. Pero él acudía regularmente al Milano de Rena –cerca de Oslo-, donde comía pasta servida por los musulmanes Ali Aykut y Bilal Guclu, nacidos en la ciudad turca de Konya.
Ambos declararon a medios informativos que el asesino de Oslo y Utoya los trataba con gran cortesía y se mostraba muy amistoso con ellos, más que casi todos sus otros clientes noruegos.
El taxista Arild Tangen de Rena, que solía llevar a Breivik al restaurante de los turcos, habló acerca de la vestimenta elegante que lucía el terrorista y su exquisitas maneras. Tangen, a quien se describe como un hombre alto, rubio, de unos 40 años, mostró su asombro por el hecho de que Breivik matara a jóvenes compatriotas, siendo rabiosamente antiislámico.
La directora del servicio secreto noruego, Janne Kristiansen, minusvaloró la reiterada provocación de la extrema derecha. Según el último parte de evaluación de amenaza elaborado por el PST, la ultraderecha “no es una amenaza seria”.
La titular del PST había desestimado en marzo pasado, por considerarlo “un hecho anodino”, una lista de una empresa polaca con nombres de personas sobre las que indagar, entre las que se encontraba Breivik, que compraron productos químicos… “non sanctos”, según parece.
Pudo saberse que el criminal adquirió también, para una granja de su propiedad, grandes cantidades de fertilizantes que contienen nitrato de amonio, apto para confeccionar explosivos.
La falta de anticipación constituye el talón de Aquiles de todos los servicios secretos del mundo.

Pésame a Noruega

Es posible que cuando se profundice la investigación se descubra quién está detrás de esta doble matanza que ha horrorizado al mundo. Su autor ha dicho en las últimas horas -revelaron las autoridades-, que contó con el apoyo de dos celúlas, como era de esperar.
El solo, sin formación de comando –al menos no se ha informado que la tuviera- no parece haber sido capaz de organizar y perpetrar tamaña monstruosidad con tanta precisión.
Falta saber a quién responden esas células, falta saber muchas cosas. Falta localizar y detener a los cómplices del cristiano ultramontano, probablemente neonazi, que ha sumido a Noruega en el desconcierto, la consternación y el dolor.
Expresamos nuestro sentido y sincero pésame a uno de los países más cultos, más amables y más acogedores del mundo, en el que pasamos horas felices en nuestros tiempos de viajeros ávidos e impenitentes por una Europa en la que todo estaba cerca y a mano.
Y lo fundamental: todo era grato, colorido y simpático. Y uno aprendía de sus universidades, sus museos, sus bibliotecas, sus teatros, su gente…
Y reinaba la paz.

© José Luis Alvarez Fermosel

sábado, 23 de julio de 2011

El jefe

viernes, 22 de julio de 2011

La potomanía, un mal de nuestro tiempo

Me permito disentir con el señor Gabrimar Lascurain, que dice que hay que beber dos litros y medio de agua por día, sin contar los otros líquidos que se ingieren, como leche, jugos de frutas, licuados, café, té, cerveza, vino, salsas, gaseosas…
Lo normal es beber un litro y cuarto o un litro medio como máximo, no más; y esto no lo digo yo, lo dicen médicos eficientes y serios.
Sí estoy de total acuerdo con el señor Lascaurain, que me parece eficiente y serio, en el resto de lo que dice en un trabajo en el que explica lo que es la potomanía: uno de los males de este tiempo de adicciones consistente en trasegar cuanta más agua se pueda, o al menos entre cinco y siete litros.
Desde que se puso de moda beber los famosos ocho vasos por día y la gente iba a todas partes con su botella de agua mineral, se enfermaron muchas personas, algunas gravemente.
La moda, el marketing, el efecto dominó, el boca a oreja… ¡cuántos males acarrean!

© J. L. A. F.

Notas relacionadas:
Potomanía
Potomanía

Del autor:
El mito de los dos litros

jueves, 21 de julio de 2011

Edades

Suele proclamarse que se tiene la edad que se representa. De ciertas personas se dice que no tienen edad porque siempre están lo mismo, afortunadas mortales.
Los chinos aseguran que la mejor edad es la del té, es decir, la comprendida entre los 35 y los 55 años. A los chinos –y a otros orientales- no se les nota la edad. Pueden tener 25 ó 65 años y lucen igual.
También se ha dicho que hoy en día no hay jóvenes ni viejos, sino gente madura. Digamos que sí.
¿Tenemos la edad que queremos? Con los nuevos descubrimientos de la ciencia y la técnica y los aportes de la psicología -¡ah, la psicología, ah, los psicólogos…!- las imágenes de nuestra vida pueden ordenarse de tal modo que no nos presionen para mirar hacia el futuro con temor y nos sintamos libres de avanzar y ensayar nuevos papeles, lo que entraña el grave riesgo de hacer el ridículo, lugar del cual no se regresa, como es público y notorio.
Los psicólogos -¡ah, los psicólogos!- dicen que las imágenes mentales influyen en la biología, que al estar organizada con criterios de juventud permanente, genera una vida sana, plena y feliz hasta alta edades.
¡Sólo falta que nos atrevamos a creer en esa posibilidad y nos lancemos alegremente a proceder en esa línea, generando expectativas hasta la cuarta, la quinta, y la sexta edad!
Hay algo, hay muchas cosas imposibles de evitar, por más que nuestro juicio madure. Ya lo dijo Macaulay: “No podemos disfrutar al mismo tiempo de las flores de la primavera de la vida y de los frutos del otoño, de los placeres de la investigación rigurosa y de los del error agradable”.
Es imposible estar presente al mismo tiempo en las candilejas y entre bastidores.

© José Luis Alvarez Fermosel

miércoles, 20 de julio de 2011

Argentina, exportadora de amistad


Gentes tan amigables, y tan aficionadas a festejar como los argentinos instituyeron el Día del Amigo, que se celebra todos los años el 20 de julio.
Hay tantos días de tantas gentes y tantos profesionales, madre, padre, hermano, abuelo, tío, médico, abogado, arquitecto…, que no viene mal que los amigos tengan también una fecha para celebrar su amistad, reuniéndose y atizándose un champañazo, por ejemplo, o lo más común –pues falta tiempo-, para saludarse en alguna de las redes sociales actuales y vigentes.
La iniciativa, muy simpática, por cierto, se extendió a otros países, quedando así Argentina como exportadora de amistad, por buscarle un poco la vuelta a la idea. Hay antecedentes, empero, como explica la Web 26noticias.com en un trabajo publicado hoy. No en todos los países se celebra el Día del Amigo en la misma fecha.
Aprovecho yo este blog para felicitar a todos mis amigos –ellos saben quienes son-, deseándoles larga vida, prosperidad y, por encima de todo, alegría, que me parece lo mejor, pues hay una gran carencia de ella, así como de simpatía, buenos modales y sentido del humor, virtudes muy poco comunes hoy y que mis amigos, afortunadamente para mí, poseen en grado sumo.

© José Luis Alvarez Fermosel

Notas relacionadas:
¿Por qué hoy se celebra el Día del Amigo?
El Día del Amigo, una idea nacida en Argentina y que se expandió por el mundo

martes, 19 de julio de 2011

La zarzuela en el cartel


Aquellos tiempos, que ya pasaron, cuando se bailaban la mazurca y el chotis…

Aquellos eran tiempos de verbenas. Afortunadamente aún subsisten en el Madrid actual.
También eran tiempos de zarzuelas. Una de las más populares fue La Verbena de la Paloma, o El boticario y las chulapas y celos mal reprimidos.
La letra es de Ricardo de la Vega y la música de Tomás Bretón. Su título se refiere a las fiestas madrileñas de agosto, concretamente al día 15, cuando se celebra la procesión de la Virgen de la Paloma
De La Verbena de la Paloma, como de tantas otras zarzuelas, se hicieron varias películas. El cartel que ilustra estas líneas publicita una de ellas. Es de Josep Renau, data de 1934 y pertenece a la serie El cartel en el cine. Es bien bonito, como puede apreciarse al primer vistazo.
Fue impreso por Gráficas Valencianas, que estaban –quizás sigan estando…- en la calle Sevilla, 35, de Valencia, al Este de España, frente a las islas Baleares.
La versión cinematográfica de la zarzuela, una “super producción nacional”, fue de Benito Perojo para Cifesa, una de las productoras de cine más famosas de España de todos los tiempos.
En la película trabajaban, con honores estelares, Miguel Ligero, Roberto Rey, Raquel Rodrigo, Selica Pérez Carpio –una cantante espléndida-, Charito Leonis y Dolores Cortés.
Me llega de lejanos tiempos, de un Madrid castizo y retrechero, con acacias en flor y música de organillo, una voz femenina de contralto que me pide: “¡Llévame a la verbena de San Antonio…!”.

© José Luis Alvarez Fermosel

lunes, 18 de julio de 2011

El "domestique"

Cocteau por Federico
Madrazo (1912)

Recordé hoy a Jean Cocteau al encontrarme con su obra “Tomás y el impostor”, reordenando la biblioteca, es decir, viendo de cuántos libros tengo que desprenderme, con gran dolor de mi corazón, porque ya no me cabe ni uno más que pudiera comprar mañana mismo. ¡La purga de todos los años!
Hay una anécdota que involucra a Jean Cocteau, Jean Gabriel Domergue, César Gonzále-Ruano, mi padre y un quinto personaje -“last but not least”-, cuyo nombre me reservo hasta el final para crear un poco de suspenso.
Nada, o muy poco de lo que fuera arte le era ajeno a Cocteau, que cultivó con éxito disciplinas como la literatura (novela, ensayo, poesía, drama, autobiografía), la pintura, escribió guiones para cine y dirigió películas y “ballets”.
Se identificó con el surrealismo y corrientes fantásticas de todos los tiempos. Como pintor se destacó por sus murales de la capilla de Saint Pierre, en Villefranche–Sur–Mer.
Cocteau y mi padre se vieron varias veces en París y en Madrid. Mi padre fue toda su vida director artístico de la Real Fábrica de Tapices y Alfombras de Madrid, en la que restauró los famosos tapices de Pastrana y trabajó con cartones originales de Goya y Bayeu.

Un Wilde del cine

Jean Cocteau quería encargar unos tapices de estilo goyesco para la decoración de un “ballet” que estaba planeando y cambiaba opiniones con mi padre, pintor y restaurador especialista en Goya, sobre el particular.
Lo que no recuerdo es si fue mi padre, o César González-Ruano, quien me contó la anécdota por primera vez. César entrevistó a Cocteau en Madrid a finales de los 50. Dijo del director de “Orfeo” y “La bella y la bestia” que fue un “Wilde a punto de ser Oscar del cine, o un Rimbaud que oscureció sus propias iluminaciones”.
Años después Carlos Béistegui me contó la misma anécdota en París; y después otra gente, en varios lugares. Creo que incluso fue publicada.
El caso es que alguien le pidió en una ocasión a Cocteau que hablará algo sobre cualquiera de las celebridades que conoció y trató en su vida. El se refirió al pintor de su misma nacionalidad Jean Gabriel Domergue, a quien calificó, cruelmente cáustico, como siempre, de “pintor de almanaques”.
Domergue tenía un “domestique”, un criado, vaya: un hombre instruído, callado, de frente abombada, que frecuentaba en sus ratos libres el café La Rotonde, donde se encontraba alguna vez con su señor y con Cocteau. Uno u otro le pagaban el café, porque el pobre hombre andaba siempre sin un franco. Tenía, eso sí, una fuerte vocación política.
Siempre decía que había que derrocar al gobierno de Rusia. “¡Eso queremos todos!”, coincidía Cocteau.
El “domestique” de Domergue era Vladimir Ilich Uliánov, o sea, Lenin.

© José Luis Alvarez Fermosel

domingo, 17 de julio de 2011

El medio es el mensaje


Se cumple en estos días el centenario del nacimiento de Marshall McLuhan, muerto hace ya más de treinta años.
Ana María Vara reconoce en la revista cultural ADN del diario La Nación de Buenos Aires que su obra resulta, a estas alturas, tan sugestiva e incómoda como en sus comienzos.
Gurú de una determinada generación, admirado y querido por unos y denostado por otros, McLuhan fue una de las personalidades de la intelectualidad sesentista que más y mejor se ocupó de la cultura popular y la publicidad.
Fue, además, un taumaturgo: “Tanto el lenguaje como los medios son formas de acercarnos a la realidad…” Su eslógan “El mensaje es el medio” dio la vuelta al mundo.
Ana María Vara recorre en un completo y bien trazado ensayo la vida y la obra del creador de Ideas Consultants, a quien Tom Wolfe -para muchos el padre del periodismo moderno- colocó al lado de Newton, Darwin y Einstein… para descolocarlo después.
Marshall McLuhan fue uno de los pensadores que más nos interesó en nuestra juventud universitaria.
A los deportistas nos cayó siempre muy bien, además, por el hecho de haber ganado varios torneos internacionales de tiro de ballesta.
Pero la clave de que llegáramos a él fácilmente, o al menos de que lo estudiáramos con más entusiasmo que a otros, quizás fuera su carencia de la fatuidad, el engolamiento y la pedantería que particularizaron a muchos de sus homólogos de la época.
McLuhan también fue llano, simpático y tuvo sentido del humor, virtudes muy poco frecuentes desde que el mundo es mundo.

© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:
Queríamos (y odiábamos) tanto a McLuhan…

sábado, 16 de julio de 2011

Agenda

viernes, 15 de julio de 2011

La moda de expresarse incorrectamente

Parte de la corrupción y el empobrecimiento del idioma español, patentes en la radio y la televisión, se debe a una moda, con toda probabilidad, y no a la ignorancia. 
La moda es ya decir mu, en vez de muy. Por tanto, es frecuente que oigamos decir mu buenos días, o mu buenas tardes, según corresponda, y también está mu bueno.
Se tiene, además, la manía, que ha hecho callo como un hueso roto, de informarse poco y mal en ciertos aspectos de la crónica policial.
Por ejemplo, si alguien se ha lastimado en una pierna en un accidente, o le han metido una bala en alguno de los asaltos a mano armada que forman parte del folklore porteño cotidiano, se dirá que el herido lo fue en una de sus piernas -¡claro, no va a ser en la pierna de otro!-, en lugar de explicar que el balazo alcanzó a la víctima en la pierna derecha o en la izquierda, según el caso. Desde luego, hay que averiguar en cual de sus piernas fue herido. A simple vista, no parece muy difícil.

Delincuentes

Los delincuentes son eso: delincuentes. Parece que la palabra delincuente no tiene sinónimos como malhechor, maleante, malviviente, hampón, atracador, asaltante, forajido, ladrón, bandido, criminal –si ha cometido un crimen-, salteador, facineroso, fugitivo, si está huyendo…
Hablando de crímenes –tema poco grato, ya sabemos-, si a Pérez lo asesinan habrá que hablar del asesinato de Pérez, no del crimen de Pérez, pobre hombre, que no cometió ninguno sino que fue víctima de uno.
Las armas son las armas, por antonomasia. No hay pistolas (ni las de reglamento de las fuerzas de seguridad, ni ninguna otra), revólveres, pistolones, escopetas (de dos cañones, de uno, de caza, de cañón recortado, las Itaca y las lanza granadas de gas de la policía), carabinas, rifles, fusiles, fusiles de asalto, ametralladoras, metralletas, cuchillos, puñales, estiletes, navajas, navajas de resorte, dagas, facones, púas, machetes, cachiporras, bastones (los de la policía), puños de hierro, mazas…

Lo de antes no sirve

El hace tanto tiempo atrás, en vez de hace tanto tiempo, o tanto tiempo atrás, es también moneda corriente, como la casi totalidad por casi la totalidad, a punta de pistola en vez de pistola en mano (la pistola no tiene punta, sino cañón; las que tienen punta, y algunas filo y contrafilo, son las armas blancas).
Ni qué hablar de primer vez o tercer nota, en vez de primera vez y tercera nota, lleno total por lleno impresionante, o espectacular, no puedo dejar de olvidar, por no puedo dejar de recordar. Todo se hace como que, o de alguna manera. Claro, de lo contrario no se haría.
Hay un gran desprecio por todo lo que sea de antes, por la cultura, por la estética. Todo lo que no esté pasando ahora no sirve, no tiene importancia. En todo caso, si hay que enterarse de algo que sea “cool” se va uno a Google. La Wikipedia es un rollo.
Una agencia de publicidad se mofa del latín al anunciar por televisión un agua saborizada, lo cual indigna a toda una generación que estudió esa lengua durante siete años en su bachillerato, durante el cual le dijeron, y tenían razón, que el conocimiento del latín era importante para muchas cuestiones y para el posterior estudio de las lenguas románicas.
A nadie le interesan hoy en día las lenguas románicas, ni creo que se sepa cuales son. No hablemos de literatura, ni de libros. Los libros que más se se editan y venden son los de autoayuda, temática que no escapa al toque de onanismo presente en tantas cosas de estos tiempos.
Pues nada, mu bien.

© José Luis Alvarez Fermosel

Notas relacionadas:

jueves, 14 de julio de 2011

De un género a otro


El término andrógino, o androginia, procede del griego; es la combinación de las raíces andro (masculino) y gym (femenino).
En El Banquete de Platón se habla de la existencia de una clase particular de ser humano denominado andrógino, de cuatro brazos, cuatro piernas y dos rostros (como Jano, pero la de Jano es otra historia).
Esos cuerpos eran extremadamente vigorosos. Júpiter decidió dividirlos en dos. Hecha la escisión, cada mitad se esfuerza por encontrar su otra mitad.
Calificada de tercer sexo, la androginia gana terreno en todo el mundo. No hay hombre alguno completamente masculino, ni mujer completamente femenina.
Ya lo dijo Margaret Fuller. Anahí Escobar, ex asesora de imagen de la Productora Mujer Milenio, sostiene por su parte que el posmodernismo pone cambios sobre el tapete.
No le falta razón. Dentro de este renacimiento, por llamarlo de algún modo, surgieron destacadas personalidades que ondearon banderas: Prince y Marilyn Manson, sembrando dudas acerca de su esencia sexual, hasta llegar a Paul Gaultier, vistiendo a los hombres con faldas y a las mujeres con trajes masculinos.
En Argentina tuvimos a los integrantes del conjunto de rock Miranda, que jugaron con el “look” andrógino imitando al, en su momento, homólogo Adrián Dárgelos, de los Babasónicos.
Inés M. Martínez-Mora dijo recientemente en el diario madrileño El País que la industria ha abrazado el tránsito de un género a otro como canon de belleza, lo cual sostiene con profusión de datos, cifras y nombres. Nada queda colgando.
La nota se titula “Más ambiguos que nunca”.

© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

Del autor:

miércoles, 13 de julio de 2011

El mito de los dos litros

La moda -porque se trata de una moda- de beber dos litros, u ocho vasos de agua -que es lo mismo- por día puede ser perjudicial para la salud. Y, desde luego, es una tontería.
Lo asegura una prestigiosa médica clínica escocesa en declaraciones que han dado la vuelta al mundo y recoge la web BBC Mundo.
Varios estudios serios demuestran que no hay una clara evidencia de los beneficios que proporciona beber grandes cantidades de agua, dice la doctora Margaret McCartney (ver nota relacionada).
El American Journal of Physiology reveló en un informe publicado en 2002 que no hay pruebas científicas de que se necesite beber tanta agua.
Cuando la moda revistió características de frenesí –como suele pasar-, la gente cargaba en mochilas, bolsos, portafolios, el coche, hasta en el bolsillo de la campera su botella de agua, que llevaba al bufete del abogado, al banco, a las oficinas públicas y privadas, los templos, los cafés -¡como si en ellos no se despachara agua y hubiese que llevarla!-, los transportes públicos, los consultorios de los médicos…
En todas partes había depósitos de agua, con los clásicos vasitos de plástico blanco, y la gente bebía con deleite y con frecuencia, como si se tratara de un elixir.
Las agencias de publicidad ganaron miles de millones de dólares en todo el mundo, se abrieron nuevas, destinadas sólo a anunciar marcas de agua mineral. Surgieron las llamadas aguas saborizadas, ¡aparecieron bares de agua…!
No cejó de exhortarse a la ingesta de los dos litros de agua, sin tener en cuenta otros líquidos que se consumen, como caldos, sopas, café, té, gaseosas de cola y de las otras, cerveza, vino, licores…
Sólo algunos médicos con sentido común recordaron que hay que beber agua cuando se tiene sed, el gran indicador de que el cuerpo está necesitando líquido, y el vaso grande nada más levantarse de la cama.
No se les hizo caso y lanzaron la voz de alarma: ¡El consumo excesivo de agua puede provocar enfermedades! La gente siguió con sus ocho vasos, y hasta diez. Y empezó a enfermarse. Nosotros publicamos en este blog algún testimonio al respecto.
La moda, el marketing, la publicidad, el boca a oreja seguían logrando que la gente bebiera cada vez más agua.
Ahora parece que podría caer el mito de los dos litros. Pero, ¡cuidado, porque los mitos no suelen morir nunca! 

© José Luis Alvarez Fermosel

Notas relacionadas:
Consejo de tomar ocho vasos de agua al día es “tontería”

Del autor:
El agua y la salud
Los peligros de las adicciones

martes, 12 de julio de 2011

Cochinillo asado

El cochinillo asado al estilo de Segovia es una de las delicias más extremas de la gastronomía española en general y de la zona de los asados de la Península Ibérica en particular. De esta comarca son  las ciudades de Burgos, Soria, Avila, Segovia, Zamora, Valladolid y Palencia, pertenecientes a la comunidad autónoma Castilla-León.
El modo de hacerse no puede ser más simple. La guarnición más común son las patatas al horno. Yo prefiero una ensalada verde.
Lo ideal para acompañar al cochinillo es el vino tinto, cualquiera que sea de la región, preferiblemente genérico o de corte, es decir, hecho con varios tipos de uva.

© J. L. A. F.

Ver vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=Bpz02QDlVf4


lunes, 11 de julio de 2011

Uno y el lavabo

¿Cómo puede la imagen del rostro de uno aparecer estampada en la puerta del lavabo de caballeros de un bar, o establecimiento similar, a fin de dar a conocer al público que ese y no otro es el lugar al que tienen que ir los caballeros –e incluso los que no lo son- para ejercer una función fisiológica, la que sea, la que más apremie?
Semejante cosa, ¿es para envanecerse, o para darse a todos los diablos?
Los efectos que le produzca a uno ver su cara en ese sitio, ¿pueden conducirle al diván del psicólogo, presa de una sensación de inferioridad, o por el contrario elevar su ego, a falta de otros estímulos más eficaces?
El conocido escritor español Manuel Vicent está en condiciones de comentar un asunto tan bizarro desde su experiencia, que le impulsó a escribir varias columnas, a cual más desopilante, como era de esperar de un autor de gran ingenio y no menor capacidad para la sátira.
Reproducimos uno de sus últimos trabajos, por parecernos el más completo de los varios que ha publicado hasta ahora sobre un asunto tan poco común. La acción transcurre, precisamente, en Buenos Aires y aparece en el diario El País de Madrid, que tiene a Vicent entre sus colaboradores más prestigiosos.

© J. L. A. F.

Nota relacionada:
Rey del lavabo

domingo, 10 de julio de 2011

Arte y sátira

William Hogarth (1697–1764) fue uno de los más originales y polifacéticos pintores ingleses de todos los tiempos; excelente grabador y muralista y, en otro orden, escritor y legislador.
Escribió un importante tratado de estética, Analysis of Beauty. Cuatro años después fue nombrado pintor de la corte del rey Jorge II.
Como debido a la popularidad de sus grabados surgieron numerosas falsificaciones, propuso y consiguió que se aprobara una ley de copyright (derechos de autor) en 1735, conocida como la Ley Hogarth.
Fue un magnífico retratista. Pintó entre otras personalidades de la época al famoso cómico Garrick En cuanto a su técnica pictórica en general, podría decirse que viene de los grandes maestros holandeses del siglo XVII. Se distinguió por una gran frescura de la pincelada, rápida y nerviosa, que recuerda algunos trazos de Frans Hals.
Como tantos de sus homólogos, Hogarth cultivó el género autónomo de la conversation piece, alternativa de la corriente del retrato.
Descubrió en la sátira social una suerte de leit motiv para su pintura. Llegó más allá al hacer un género de ese tipo de crítica, que el calificaba de motivo moral moderno.
Fustigó la manía de los miembros de todas las clases sociales de querer ser más que los demás: aristócratas sin un penique, burgueses obsesionados por ascender de cualquier manera en la escala social, eclesiásticos ofuscados por los placeres mundanos y otros personajes que sus pinceles captaron en expresiones y postura en los lindes de la caricatura, con tantos detalles descriptivos que Hogarth se vio obligado en ocasiones a incluir notas explicativas de lo que era una especie de horror vacui.
Una de sus mejores obras es Autorretrato con el perro Trump (1745), que se conserva en la Tate Gallery de Londres. El cuadro tiene una gran fuerza alegórica y poética y, como en otros trabajos, su autor dispone con sabiduría y sutileza los objetos-metáfora.
El crítico Stefano Zuffi recuerda que, en su autorretrato, el busto del artista se apoya en una pila de libros de Shakespeare, Milton y Swift; el perro representa la fidelidad y sobre la paleta resalta la línea de la gracia, que para Hogarth simbolizaba la base de la belleza y la armonía.
Sobre esas excelsitudes se centraron su vida y su obra.
Como ser humano se caracterizó por su afán por la legalidad y su repudio a la impostura, la fatuidad y la pedantería.

© José Luis Alvarez Fermosel

viernes, 8 de julio de 2011

La realidad circundante

El psicoterapeuta costumbrista Sempronio Peribáñez advierte que el poder polítco implica para quien lo ejerce el grave riesgo de convertirse en psicópata, como se denomina al individuo que deforma la realidad a su antojo. (Alberto Firpo, La Nación)

La gente; unos más, otros menos…; todos tenemos una marcada propensión a no ver la realidad circundante, que casi siempre no es la que quisiéramos que fuera.
- ¿Te acuerdas de aquel amigo tuyo policía que estaba interrogando a la testigo de un robo, y ella le dijo que el ladrón era un gigante rubio, como de sesenta año, con un revólver Colt del 45?
- ¿Cómo no me voy a acordar? El ladrón era… ¡una mulata de 14 años armada con una pistola de agua!
- Fue en Nueva York, ¿no?
- Sí. Y en Nueva York, también, ocurrió lo de los psicólogos.
- ¿Qué fue lo de los psicólogos?
- Ah, ¿no lo sabes? Te va a encantar.
- ¿Pero es una historia real?
- Ya lo creo. Te la cuento en dos palabras. Se reunió a una docena de psicólogos en un salón de Manhattan. Sin haberlos prevenido se llevó a cabo la siguiente pantomima: un hombre llegó corriendo al recinto por el pasillo central y otro ingresó por una puerta adyacente. El segundo hombre le disparó al primero con una pistola –naturalmente, cargada con cartuchos de fogueo- y un tercer hombre que apareció por otra puerta golpeó al segundo y lo desarmó. Los tres salieron por distintos lugares. Se armó un pandemonium fenomenal. Uno de los psicólogos, el único que sabía de lo que se trataba, se levantó y calmó a sus compañeros; les explicó que todo había sido preparado y les pidió a continuación que escribieran un informe contando lo que habían visto, lo más detalladamente posible.
- ¿Y bien?
- Ningún informe se aproximó, siquiera, a la realidad. No hubo dos iguales. En uno, incluso, se afirmaba que el tercer hombre había disparado sobre el primero.
- ¡Qué increíble!
- Es que cuando se produce un acontecimiento que se sale de lo corriente, y por si esto fuera poco reviste características de violencia, la capacidad de observación se distorsiona, por efectos del desconcierto y el miedo y no tiene nada de particular que se reaccione de cualquier manera.
- ¡Pero psicólogos, acostumbrados a escuchar, a observar, profesionales reposados, serenos…!
- Que en su vida han visto una pistola, ni gente atacada a tiros, a no ser que hayan tropezado alguna vez con un asalto a mano armada a la salida de su consultorio.
- Por eso yo creo que desde los primeros cursos de la enseñanza secundaria debería acostumbrarse a los alumnos a ver las cosas como son, a aceptar la realidad, que es algo que no se puede cambiar; y en otro orden, a controlar la aprensión, el desconcierto, el pánico y sentimientos parecidos que pueden provocar desbarajustes y situaciones caóticas, cuando no plantear problemas de salud, si brotan como reacción ingobernable ante lo desconocido, lo insólito, lo violento, lo amenazador…

© José Luis Alvarez Fermosel

jueves, 7 de julio de 2011

Los "sanfermines"

Nacido en Pamplona, capital de Navarra, Fermín llegó a ser obispo, durante la administración romana, de esta ciudad que le venera como Patrón. Murió mártir de su fe hacia la mitad del siglo III. Posteriormente fue ungido santo en los altares de la religión católica y su fiesta se celebra el 7 de julio.
San Fermín dio su nombre a unas fiestas que quizás sean las más populares, vitales, desaforadas, frenéticas y conocidas en España y una buena parte del mundo.
Se escucha la copla: Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio San Fermín…

El “chupinazo”

A las doce en punto del 6 de julio, desde el Ayuntamiento (Municipalidad) de Pamplona, un concejal grita: “¡Viva San Fermín!”, y prende un cohete, a cuyo estampido se llama “chupinazo”.
Así empiezan las fiestas de San Fermín, directamente relacionadas con los festejos taurinos que comenzaron en la Península en 1385. El “chupinazo” es nuevo: data de 1901. Las festividades terminan el 14 de julio. Todo el mundo canta ese día: “¡Pobre de mí, pobre de mí, ya se acaban las fiestas de San Fermín…!”
Antes, los mozos, vestidos de blanco, con fajas rojas que les ciñen la cintura y pañuelos del mismo color al cuello, han corrido delante de los toros en el llamado “encierro”, o traslado de los cornúpetas a la plaza, inaugurada en 1922, con un aforo de 19500 localidades.
En el “encierro” se disparan tres cohetes. El primero anuncia que se abren los corrales. Otro señala que toros y cabestros (toros mansos que sirven de guía) están ya en la calle. Cuando los toros entran en el toril suena el tercero.
Desde 1867, se corre delante de los toros por la calle de la Estafeta, de 825 metros de largo. La carrera dura de dos a tres minutos, que mientras sientes el aliento del toro delante del que estás corriendo en la nuca te parecen de dos a tres siglos.

Sangre fría y buen estado físico

Para correr bien es necesario tener sangre fría y estar en buena forma física. Hay que correr por el centro de la calle y mirando palante, patrás y al suelo, colocarse o meterse en un lugar determinado y conservarlo, midiendo la distancia que nos separa del toro con un diario enrollado en la mano, con el brazo extendido de modo que casi toque los cuernos.
El montón (caída multitudinaria más sangrienta) se produjo en 1975: un muerto y 16 heridos graves. Desde 1997 hasta ahora hubo 12 muertos, según las cifras oficiales. Según las extraoficiales son más.
En Pamplona hay 18 camas de hospital por cada 1000 habitantes, que no llegan a 200000, pero que en San Fermín pasan del medio millón.
Durante las fiestas de San Fermín se come y se bebe de lo lindo. Las meriendas en la plaza de toros son habituales, ¡y copiosas!. En 1618, en una corrida de ¡12 toros!, el virrey ofreció una merienda de 12 platos.
Se come sobre todo bacalao al ajoarriero, lomo de buey asado, estofado de rabo de toro y magras con tomate, o jamón serrano dado una vuelta por la sartén, embebido en una salsa hecha con tomate frito. Se bebe vino en bota, zurracapote (vino tinto con gaseosa) y sangría. No se desprecia el pacharán (un aguardiente hecho de arándanos), ni ninguna bebida alcohólica.

Más de 300 restaurantes

En Pamplona y sus cercanías hay más de 300 restaurantes y casi 3000 camas. Es la única ciudad de Europa en la que se permite dormir en los parques públicos en fiestas. Nueve meses después de San Fermín, aumentan considerablemente los nacimientos en Pamplona y sus alrededores… Antes, muchos mozos rompían tradicionalmente con sus novias durante las fiestas.
Cuando empezaron a venir a España las suecas y otras mujeres de otros países de Europa, todas bellísimas, a nosotros, los rudos carpetovetónicos, nos entró una especie de fiebre y se produjeron muchos y hermosos idilios entre turistas y los naturales del país, no sólo en Pamplona y durante la celebración de los “sanfermines”…
¡Hoy empezaron las fiestas de San Fermín en Pamplona! Otro año que me las pierdo, que no correré delante de los toros, ni comeré bacalao a la vizcaína, ni beberé zurracapote ni cantaré eso de ¡A Pamplona hemos de ir, con una manta, con una manta; a Pamplona hemos de ir, con una manta y un calcetín…!

© José Luis Alvarez Fermosel

miércoles, 6 de julio de 2011

Fernet de nueces verdes

Ingredientes:

1 litro de vino tinto seco
1 litro de aguardiente seco
25 nueces verdes
20 gramos de canela en polvo
1 limón cortado en rodajas
1/2 kilo de azúcar negra

Preparación:

Dentro de un recipiente idóneo, con tapa y previamente esterilizado, introducir todos los ingredientes.
Tapar herméticamente y dejar macerar durante 45 días.
Transcurrido ese tiempo, filtrar el líquido por un paño y embotellar.
Si se usa alcohol en vez de aguardiente, ha de ser alcohol refinado o medicinal, que sólo se adquiere en farmacias.

© J. L. A. F.

martes, 5 de julio de 2011

Farol, faroles, farolas...

El farol es un utensilio para alumbrar, constituído básicamente por una caja o receptáculo con paredes de cristal u otra materia transparente, dentro de los cuales se pone una luz. Es también un pie de hierro con un farol de gas o eléctrico en su parte superior que sirve para iluminar las calles.
La farola es un farol grande de varios brazos.
Farol, farola, faroles… Adornan las esquinas de calles, plazas y fachadas y contribuyen eficazmente a su ornato. Jamás dejarán de estar presentes en la ciudad, de la misma manera que permanecerán en la literatura, el tango, el refranero, los dichos populares y hasta en la tauromaquia.
El farol sirve de apoyo, a fin de no irse al santo suelo, después de haber ingurgitado mucho alcohol, noble o no tanto: imagen muy divulgada por los chistes de los periódicos.
Antes formaba, en las esquinas tangueras de Buenos Aires, una estampa lunfarda con un malevo recostado en él con el ala del sombrero caída sobre la frente, un cigarrillo en la boca y el facón al cinto. También sirvió de ilustración a tapas de discos de tangos y publicaciones diversas.

Animo

Se da ánimo cuando se dice: “¡Adelante con los faroles!”, expresión con la que se exhorta a seguir adelante, o perseverar en algo que ya se ha empezado, principalmente cuando se trata de un emprendimiento difícil.
A veces las cosas se ponen mal, y todo termina como el Rosario de la aurora: ¡a farolazos!
Un farolero, además del operario que encendía los faroles, es un hombre vanidoso, que se echa o se tira faroles: dicho jactancioso que carece de fundamento.
Ir de farol es hacer una oferta o proposición que se supone que no se va a aceptar.
El farol del póquer y otros juegos de naipes es un envite hecho con un mal juego para hacer creer que se tiene bueno.
En tauromaquia el farol es un lance de adorno que ejecuta el torero con las dos manos, levantando el capote sobre la cabeza del toro y dando al mismo tiempo una vuelta sobre sí mismo, de modo de hacer pasar al toro por la espalda.

El farol en el tango

Carlos A. Manus nos recuerda en Política y algo más que son muchísimos los tangos que hablan del farol como vigía, testigo o confidente “(…) con su luz temblona ora débil, ora quieta, ora mortecina, alumbrando el conventillo, balanceando en la farola o ‘plateando’ el fango de algún callejón”.
¿Quién que peine canas no recuerda “el farolito de la calle en que nací” de Alfredo Lepera, que en colaboración con Mario Batistella cita en “Melodía de arrabal” a “una pebeta, /linda como una flor, / que espera coqueta/ bajo la quieta luz de un farol”
El farol dio título a un par de tangos, que recordemos ahora: “Farol”, un tango precioso de Homero Expósito y “El último farol”, de Cátulo Castillo.
Toña “La Negra” interpretaba magistralmente “Farolito que alumbras mi calle dormida” –que no era un tango-, de Agustín Lara. Los novios adolescentes del Sacromonte granadino le pedían al farolero, que “iba siempre alumbrao”, que dejara “(…) ese farol apagao”. Antonio Molina cantaba “El Cristo de los Siete Faroles” en un “tablao” de la Plaza de Santa Ana de Madrid. Y los niños desgranaban en la Plaza de Oriente con su voz de pan y manteca la copla que decía: “Yo soy el farolero de la Puerta del Sol,/ cojo la escalera y enciendo un farol”.

Dos faroles de gas y un flexo

Juan Benet se refería en “Nunca” a “(…) los árboles de un jardín auguralmente iluminado por dos faroles de gas y un flexo”. Aquel individuo era muy alto para Alvaro Cunqueiro, que decía en “Un Hombre” que “casi ponía los rizos de su frente en el farol de aceite que colgaba de la bóveda del arco”. A J. Lozano, en “Des”, le parecía que “(…) sobre su nombre pendía como una especie de farolillo rojo de casa de mala nota".
El farolero del barrio -de ese barrio…-, cuando llegaba a La Paloma (la Iglesia de San Pedro el Real), se paraba un momento como si quisiera entrar a rezarle una Avemaría a la Virgen Dolorosa, cuya imagen habían encontrado unos chiquillos en el siglo XVIII, mientras jugaban en la calle. Pero el farolero prendía enseguida con su larga pértiga los dos faroles que flanquean los tres puertas en arco del madrileñísimo templo y se iba, cojeando ligeramente.
Fulgía la luz de fósforo violeta de los faroles encendidos, custodiados por oscuras acacias taciturnas en el sosiego del atardecer.

Foto:
Farolas en la Plaza de Oriente de Madrid
© Maite

© José Luis Alvarez Fermosel

lunes, 4 de julio de 2011

En "twitter"

Ivan Moiseeff nos cuenta en la revista Ñ del diario Clarín de Buenos Aires cómo se alterna y se interactúa en “twitter”, una de las llamadas redes sociales más populares, según destacadas personalidades de la cultura nacional.
En las dos primeras líneas de su nota, titulada Diccionario “twittero”, Moiseeff revela: “Escritores, artistas plásticos, dramaturgos, músicos y actores cuentan usos y costumbres en la red social y traman el glosario de una gran telaraña discursiva”.
No es que no estemos solos, ¡es que estamos todos!

© J. L. A. F.

Nota relacionada:
Diccionario “twittero”

sábado, 2 de julio de 2011

Hemingway: "In memoriam"

Hoy hace cincuenta años que murió, por su mano, Ernest Hemingway, un gran escritor y un gran hombre, con todos los defectos y las virtudes de la especie.
Sus obras no perdieron actualidad, quizás porque todas tuvieron la vibración y el calor de sus trabajos periodísticos; que no otra cosa fue Hemingway que un periodista que un día entendió que el reporterismo –yo creo que en realidad quiso decir eso, y no el periodismo- hay que saber dejarlo a tiempo, y empezó a escribir un poco más largo.
Su quintaesenciada humanidad constituyó para mí algo arquetípico, modélico, como para muchos hombres de nuestra generación, para los que respondió a un ideal de virilidad perdido y, tal como están las cosas ahora en este delicuescente siglo XXI del posmodernismo, la globalización y el Gran Hermano de chocolate con crema que nos vigila, imposible de restaurar.
Hemingway cargó sin problemas –tenía las espaldas muy anchas- con todos los sambenitos que le colgaron, como les cuelgan a toda la gente que se destaca y que, además, “tira pá alante”. Otra de sus características, por no decir de sus virtudes.
Javier Reverte me ahorra escribir más. Estoy de acuerdo con todo lo que él escribe en la revista española El Cultural. Uno al suyo mi homenaje al periodista que ganó el Nobel de literatura. Y vuelvo a emocionarme, como la primera vez que la oí, al leer su frase, que recoge Reverte en su excelente trabajo: Yo no nací en España, pero no fue culpa mía.

© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:
Nunca derrotado

Jiu-jitsu

Vi por primera vez la palabra jiu-jitsu en una de aquellas inolvidables novelas policiacas de Editorial Molino.
Sonaba fascinante y evocaba lejanías geográficas y sabe Dios qué esotéricas actividades.
En otra novela, ésta de A. A. Fair –uno de los muchos seudónimos que utilizó Erle Stanley Gardner, creador del abogado-detective Perry Mason-, Donald Lam, que era bajito y enteco, tomaba clases de jiu-jitsu con un profesor japonés por indicación de su jefa, Bertha Cool, directora de una agencia de investigaciones privadas.
Bertha era enorme, algo así como la versión femenina de Nero Wolfe (1), mientras que Donald Lam venía a serlo de Archie Goodwin, sino que de físico menguado.
En la novela quedaba claro que el jiu-jitsu era un método, técnica o sistema de lucha cuerpo a cuerpo en el que la fuerza física era lo de menos.
De cualquier manera, acudí al diccionario y me enteré de que el jiu-jitsu es “una lucha japonesa sin armas, basada en la fuerza de palanca y en el hábil manejo de los pies y las leyes del equilibrio”.
Seguí después los avatares de Donald Lam con el jiu-jitsu. No le iba muy bien, que digamos. Lo suyo era pensar.

Bushidokwai

Por aquel entonces se abrió en Madrid un gimnasio llamado Bushidokwai, que enseñaba jiu-jitsu. Fue el primero. Todavía sigue, pero en distinto lugar de la ciudad. Ahora entrena a practicantes de Judo, Kobudo, Kung-Fu, Capoeira, Karate y Tai-Chi.
Ni qué decir tiene que me entraron unas ganas tremendas de matricularme en el Bushidokwai para aprender jiu-jitsu, como Donald Lam. Pero en casa no me dejaron.
- Con lo loco que eres…; lo único que te hace falta es aprender a romperle la crisma al prójimo. Mejor sigue con la gimnasia del colegio, que te va muy bien; y si quieres hacer algo más, empieza a nadar, me dijo mi padre.
Andando el tiempo aprendí en París, junto con otros locos, un arte marcial comparado con el cual el Krav-Maga de hoy es un juego inocente para que se diviertan en el recreo educandas de las ursulinas.
Nos enseñaba un coreano de edad indefinida, que olía siempre a pescado. Era más ancho que alto, pesaría unos mil kilos de fibra y tenía las manos pequeñas y letales, de dedos cortos, duros como cuñas de madera de roble.
A partir de ahí recorrí una buena parte del espinel de las artes marciales, con la excepción de aquellas en las que se emplean armas: las que dominan los ninjas.
Hace unos días oí decir a no sé quién en la televisión algo sobre jiu-jitsu. Vino inmediatamente a mi recuerdo el milenario arte marcial japonés, más defensivo que ofensivo, que practicaban caballeros en dojos (2) de discreta elegancia, en justas deportivas en las que se aprovechaba la fuerza del contrario para hacerle perder el equilibrio, en lugar de patearle la cara.
¡Cuánto tiempo ha pasado desde que uno era un adolescente novelero y soñador que quería aprender jiu-jitsu como Donald Lam, el endeble, pero tan inteligente detective de A. A. Fair, o Erle Stanley Gardner!

(1) Detective privado norteamericano protagonista, junto con su ayudante Archie Goodwin, de una serie de novelas muy entretenidas, escritas por Rex Stout. Más de una vez se le ha citado en este blog.
(2) Gimnasio en el que se enseñan y practican artes marciales orientales.

© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:
En emergencia (y IV)

viernes, 1 de julio de 2011

"Vintage" y desaliño

“Vintage” es una voz inglesa que significa vendimia, cosecha; y también ropa usada, pero no cualquier ropa usada.
A diferencia de los de segunda mano, los trapos “vintage” tienen muchísima categoría. Son algo así como la prosapia del atavío.
Piezas únicas, originales. ¡Y carísimas, claro!
He aquí la paradoja, tan siglo XXI: “vintage” es la indumentaria vieja sólo asequible por los que pueden comprar la mejor vestimenta a estrenar.
Por la ropa “vintage”, o por lo que sea, surgen raros brotes de moda, al menos en lo que se refiere a los hombres, que se consideran “fashion” –otro anglicismo: éste quiere decir moda, a secas-.
Lo último de lo último en materia de vestir, en hombres de edades comprendidas entre veintitantos y cincuentaitantos años, es llevar la camisa por fuera y encima una campera corta, o prenda similar que deja ver los faldones. Un pantalón cualquiera, o un “jean” y zapatillas deportivas, sucias, preferentemente.
Una buena barriga acentúa la sensación de que uno lleva encima una prenda que se ha quedado estrecha y corta.

Uniformidad


Así se ven hombres en la Quinta Avenida de Nueva York, la Via Veneto de Roma, la avenida Santa Fe de Buenos Aires, la Gran Vía de Madrid y otras calles y lugares de las principales ciudades del mundo, que siempre frecuentaron caballeros elegantes. Uniformidad se llama esta figura, y se debe, como tantas otras cosas, a la globalización.
La televisión, películas, documentales, series y otros medios audiovisuales nos muestran éstas y otras nuevas formas de vestir. Todas se basan en el desaliño y el feismo.
Nada tan antiestético ni que ofrezca una sensación de abandono tan fuerte como esos ministros, u hombres de marcada relevancia en la vida social, o quienes sean o hagan lo que sea en ceremonias, recepciones, actos oficiales, entregas de premios, conferencias, banquetes, etc. con traje y camisa de vestir sin corbata, abierta sobre el pecho, a veces hasta el final del esternón.

Corbatas y política


La obsesión de no usar corbata por considerarla una prenda fascista es de larga data. Mussolini, cuyas corbatas criticó Curzio Malaparte, y eso le valió la cárcel, murió, es decir, lo mataron hace muchos años y el fascismo ya no existe.
Personalidades y partidarios de regímenes políticos situados en las antípodas del fascismo, e incluso mandatarios o ex mandatarios como Fidel Castro, Vladimir Putin, Hugo Chávez, José Luis Rodríguez Zapatero y un larguísimo etcétera usan corbata, prenda que puede sustituirse por los polos, o poleras, o las llamadas “t shirts” norteamericanas, que van muy bien con los trajes, también llamados a desaparecer. ¡Quién sabe si volverán los uniformes Mao!
El toque zarrapastroso en la indumentaria masculina es lo más “cool” en este mundo chabacano, desprolijo, de cartón piedra, con su chatura y su afectación.
Pasemos al vino, para alegrarnos un poco. “Vintage” es un vino elaborado con uvas del mismo año, es decir, de la misma cosecha y procedentes de las mismas áreas de elaboración.

© José Luis Alvarez Fermosel


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¡Qué insoportables…!
De desaliños e ideologías